jueves, 23 de enero de 2020

El cantar del abuelo

Mención en V Concurso Internacional de Décimas " Hilvanando palabras". (España 2019)

Recuerdo esa madrugada,
que me llenó de desvelo,
me informaron que a mi abuelo,
se le apagó la mirada,
su vida quedó truncada,
como una tarde sin brisa,
días antes, muy deprisa,
como anunciando el suceso,
en mi frente puso un beso,
mostrándome su sonrisa.

De niño me deleitaba,
al escucharlo cantar,
siendo su verso el altar,
frente al cual me arrodillaba.
Cabalgando lo observaba,
sin darle al tiempo una tregua,
acortándose una legua,
cuando su espuela clavaba,
mientras con fuerza gritaba:
¡Apura el paso mi yegua!

Los años fueron pasando,
y sus luces me acompañan,
lágrimas mis ojos bañan,
cuando en él estoy pensando.
Unido a su recuerdo, hoy ando,
más seguro, decidido,
la fuerza a Dios yo le pido,
para enfrentar mí destino,
sin importar el camino,
pues su presencia no olvido.

Autor: Juan Carlos del Rio Gary.
Derechos reservados de autor.

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Un poeta diferente




Ofendiéndome alguien dijo,
cuando compuse un poema:
“¡Tienes que cambiar el tema,
no te encierres en lo fijo!”.
Defendiendo lo que elijo,
le respondí: ¡así es mi gusto!
Mirándome con disgusto,
juró que me retaría,
pensó que no aceptaría,
pero se llevó gran susto.

Iniciando el desafío,
se defendió en libre verso,
recorriendo el universo
para decir: “hace frío”.
Aferrándome a lo mío,
se unió mi voz a la brisa,
mostrándole una sonrisa,
le expliqué que el frío llega,
solamente al que se niega,
a ponerse una camisa.

No aceptando mí progreso,
hizo alarde de la prosa,
dijo que en su altar reposa,
el trofeo de un congreso;
que lleva su nombre impreso
ganador indiscutible,
de un duelo duro y terrible,
donde el gran premio logró,
ya que a todos los venció,
con su elocuencia temible.

Sin mostrar ningún respeto,
invadido por el ego,
trató de imponer su juego,
diciendo: ¡yo si prometo!;
soy el campeón del soneto,
en el relato hice historia,
y hasta viene a mi memoria,
un logro que aún desvela,
al escribir mi novela,
he dado un salto a la gloria.

Cansado de tanta escena,
lo miré de arriba abajo,
le dije: ¡calla carajo!,
esa será tu condena;
con una gruesa cadena,
los valores has atado,
tus amigos del jurado
te quisieron ayudar,
pero te quiero mostrar,
como mi verso ha brillado.

Desde niño, bajo el velo,
que cubre al noble poeta,
rápido como saeta,
lanzaba mi verso al cielo.
Es la herencia de mi abuelo,
un cantor muy solidario,
que no llenó su escenario,
de palabras rebuscadas,
siendo sus frases espadas,
sin usar el diccionario.

Nadie apagará la esencia,
de aquel que nace con dones,
a quien le sobran razones,
para mostrar su presencia.
Siendo humilde de conciencia,
nunca su idea se quiebra,
y en alegrías celebra,
imaginando de prisa,
una rima que improvisa,
más veloz que una culebra.

autor: Juan Carlos del Rio Garay
Derechos reservados de autor.

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